
Dirigentes y vecinos del tradicional barrio huaracino permanecen en silencio ante la remodelación de la plazuela, pese a su alto costo y a las dudas sobre su autenticidad.
En forma inexplicable, dirigentes y vecinos del populoso barrio La Soledad de Huaraz parecen haber abandonado su rol de fiscalización frente a la obra pública que se ejecuta en la plazuela del mismo nombre. El proyecto, valorizado en más de dos millones de soles, avanza sin una vigilancia activa de parte de la comunidad, situación que genera preocupación entre observadores locales.
A casi tres meses del inicio de la remodelación de la Plazuela La Soledad, sorprende el silencio de aquellos que en un primer momento mostraron su rechazo a los cambios en este emblemático espacio —considerado un símbolo de identidad y tradición huaracina—. Hoy, la falta de participación ciudadana deja la obra sin control social ni transparencia vecinal.
El proyecto contempla la instalación de cuatro estandartes alusivos a la fiesta de mayo, así como modificaciones estructurales que dividen opiniones. Mientras algunos vecinos celebran la modernización, otros temen que se pierda el valor histórico y cultural de la plazuela, uno de los lugares más representativos de Huaraz.
Especialistas en participación ciudadana advierten que la fiscalización vecinal es fundamental en toda obra pública, no solo para asegurar el buen uso de los recursos, sino también para garantizar que los proyectos respondan a las verdaderas necesidades del barrio y respeten su identidad patrimonial.