En medio de la crisis de liderazgo en la Dirección Regional de Educación de Áncash (DRE Áncash), empiezan a surgir maniobras políticas que encienden las alarmas. Diversas fuentes señalan que el exconsejero regional Martín Espinal, hoy candidato al Senado por el partido Somos Perú, estaría presionando para imponer a Marco Antonio Flores Blas como nuevo director regional de Educación.
Según información confiable, Espinal ya habría coordinado directamente con la vicegobernadora Angelly Milagritos Epifanía Chávez, quien actualmente concentra el poder en ausencia del gobernador Koki Noriega, para acelerar la designación de Flores Blas.
Esta posible imposición genera serias preocupaciones, no solo por el evidente trasfondo político, sino por los antecedentes que vinculan a ambos personajes.
Una maniobra con olor a combustible
No es un secreto que Espinal atraviesa una intensa campaña electoral. Y según señalan fuentes de la propia DRE Áncash, el interés del exconsejero radicaría en asegurar el control del combustible asignado a la institución, un recurso que históricamente ha sido foco de cuestionamientos y presuntas irregularidades.
Cabe recordar que Marco Flores Blas, cuando ocupó este mismo cargo años atrás, habría entregado combustible a Martín Espinal en la ciudad de Pallasca, según testimonios que circulan en los corredores de la administración regional. Este antecedente reaviva el temor de que la DRE Áncash vuelva a ser utilizada para fines ajenos a la educación.
El nuevo “moralizador” del sector educación
En los últimos días, Espinal ha intentado posicionarse como un supuesto “defensor” del sector educación, realizando denuncias públicas contra directores de UGEL y exigiendo la renuncia del cuestionado e inepto Edver Paredes Milla. Sin embargo, detrás de este discurso moralizador, su propuesta de colocar a Flores Blas abre más preguntas que respuestas.
Espinal argumenta que Flores tiene “experiencia” y que incluso habría trabajado en una dirección del Ministerio de Educación. Sin embargo, la verdadera preocupación radica en la intencionalidad política y el uso de recursos públicos en plena campaña.
La educación de Áncash no puede ser botín político
La DRE Áncash ya enfrenta suficientes problemas: infraestructura colapsada, directores sin idoneidad, UGEL con baja capacidad operativa y una crisis administrativa permanente. Utilizar la institución como plataforma política o como fuente de combustible para campañas sería un golpe más a un sector que necesita profesionalismo, transparencia y autonomía.
ALERTA MÁXIMA
¡Mucho ojo con el combustible de la DRE Áncash!
La ciudadanía no puede permitir que la educación regional vuelva a caer en manos de redes políticas que priorizan intereses personales y electorales.
La designación del nuevo director debe responder a criterios técnicos y meritocráticos, no a acuerdos bajo la mesa ni favores electorales.
Fuente: NoticieroLibre.com
