Un reciente estudio científico realizado por investigadores peruanos en el Hospital María Auxiliadora, en Lima, halló que el método de medición para detectar la enfermedad arterial periférica (EAP), una falta de circulación sanguínea en las piernas de pacientes con diabetes tipo 2, es determinante para evitar amputaciones.
El hallazgo, publicado en la revista PLOS One, plantea la necesidad de revisar los protocolos de diagnóstico utilizados en hospitales y consultorios del país. La conclusión del estudio fue que la prevalencia (cantidad de casos en una población) de la EAP puede variar entre 7.8% y 28.2%, según el método de detección, es decir los casos identificados pueden llegar a triplicarse.
El endocrinólogo Marlon Yovera, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad Científica del Sur, conversó con RSD y explicó que el trabajo surgió tras observar una problemática frecuente en su práctica clínica.
“Muchos pacientes llegaban al hospital cuando ya había poco que hacer. La amputación era el resultado más común. Por eso quisimos encontrar formas de detectar los daños antes de que fuera demasiado tarde”, indicó.
El estudio comparó tres maneras de calcular el índice tobillo-brazo (ITB), una prueba sencilla y no invasiva que mide la circulación en las piernas. Dependiendo de si se toma la presión arterial más alta, la más baja o el promedio de las arterias del tobillo, los resultados cambian drásticamente.
“El pie tiene dos arterias principales, y durante años ha habido debate sobre cuál usar. Si escoges la presión más baja, encuentras más casos, porque eres más sensible al daño incipiente. Si usas la más alta, detectas menos, pero con más precisión”, explica Yovera.
Los investigadores encontraron que usar la presión más baja como referencia casi triplica los casos detectados de enfermedad arterial periférica frente al método tradicional. Esto significa que muchos pacientes podrían tener daño vascular sin saberlo, lo que incrementa el riesgo de úlceras y amputaciones.
El estudio utilizó datos del Programa Pie en Riesgo del Hospital María Auxiliadora, donde desde 2015 se realizan evaluaciones preventivas en pacientes diabéticos. Gracias a este enfoque, se busca detectar tempranamente la mala circulación antes de que aparezcan úlceras.
Yovera sostuvo que los resultados del estudio deberían ayudar a precisar las guías médicas nacionales: “Las normas dicen que hay que medir la presión en el tobillo, pero no especifican qué arteria usar ni en qué casos. Nuestro trabajo busca dar esa claridad. Si se aplica correctamente, el índice tobillo-brazo puede prevenir muchas amputaciones”, afirmó.
Sin embargo, advierte que aplicar métodos más sensibles implica diagnosticar a más personas y, por tanto, requerir más consultas, personal entrenado y recursos para seguimiento. “Queremos prevenir más, pero también debemos fortalecer el sistema para responder a esos diagnósticos”, enfatizó.
(J.C.-RSD Noticias)
