
Tres candidatos enfrentados con los dueños de sus respectivos partidos. Candidaturas que se caen y alianzas que se van armando en la sombra.
Al cierre de edición, Carlos Álvarez confirmaba discrepancias internas en su partido País para Todos. Así confirmaba el runrún que venía dando vueltas por redacciones periodísticas hace días. Un rumor que había sido negado repetidas veces desde las filas del partido, y al que ahora Álvarez sumaba la posibilidad de renunciar a su propia candidatura. Ese mismo sábado 31 de mayo, Vladimir Meza se reunía en privado con Antauro Humala.
DEJA VU
La historia empezó el 20 de mayo con la carta de renuncia que presentó Carlos Álvarez ante el presidente del partido, Vladimir Meza. La misiva fue contundente, porque abiertamente criticaba algunos jales más que cuestionables de la agrupación. Una evidente herramienta de presión. Pero un misil calculado, al fin y al cabo, porque solo se presentó ante la presidencia de País para Todos. Quien quiere renunciar a un partido sabe que debe enviar su carta al JNE. Sin embargo, el presidente de un partido también puede remitirlo por cuenta propia.
La carta solicita la renuncia de Vladimir Meza a la presidencia del partido. Se ampara en una cláusula que solo tiene País para Todos.
Vladimir Meza es conocido en estas lides. En 2003, Meza fue expulsado de Perú Posible por Daniel Mora, quien entonces era el secretario nacional de Ética y Disciplina de la chacana. Meza, secretario nacional de Juventud, fue sancionado por supuestamente cobrar cupos por puestos de trabajo. Un adelanto de lo que se vendría.
En el mismo escrito enviado por el cómico, se solicita que el rol dirimente del partido lo ocupe la exprocuradora Julia Príncipe, quien pasaría a ser militante del partido y filtro final para definir la lista de candidatos.
Príncipe sería, además, la representante legal del candidato Álvarez. Y detrás de ella estaría la voz consejera del empresario Carlos Añaños.
DEJA VU I
Esta ya es una historia conocida. En 2024, Añaños se enfrentó al presidente de su partido. La discrepancia fue por la misma razón: los antecedentes de la lista de candidatos. Aquella vez, Julia Príncipe también ofició de filtro y representante del candidato. Príncipe tenía un cargo clave en Perú Moderno.
Finalmente, las conversaciones se enfriaron hasta un aciago desayuno en el que la candidatura se vino abajo. En consecuencia, Añaños, Príncipe y sus candidatos renunciaron a Perú Moderno. Y meses después falleció Wilson Aragón, dueño del partido. Hoy, Perú Moderno está a la deriva, enfrascado en una disputa intrafamiliar. Triste final para el tigre de papel.
DEJA VU II
El drama se repitió en el partido Progresemos. La pugna fue nuevamente por la lista de aspirantes. En abril de este año, este diario destapó los líos internos. Se repetía la misma fórmula: un candidato enfrentado al dueño del partido. Y aunque De Soto buscó salir de la ‘jaula’ a través de una alianza, el economista terminó renunciando. En política, a veces la cola mueve al perro.
Al cierre de esta nota, Paul Jaimes estaba coqueteando con partidos como Cooperación Popular (Yonhy Lescano), Perú Federal (Virgilio Acuña), Fe en el Perú (Álvaro Paz de la Barra) y Juntos por el Perú (Roberto Sánchez). También se le vio jugando en pared con Antauro Humala. Incluso hay la propuesta de que tanto Jaimes como Meza apoyen al etnocacerista en un frente que lo ponga a él como cabeza de lista al Congreso.
EL VOTO DE SOTO
Queda por ver quién se lleva el voto de Hernando de Soto. El economista tiene un viejo enfrentamiento con Rafael López Aliaga. Pero el alcalde de Lima ya ha demostrado tolerancia y capacidad de limar asperezas con figuras como Carlos Bruce. López Aliaga, además, está cada vez más cerca de Carlos Álvarez. Sintomáticamente, Roque Benavides dijo en una entrevista con Mónica Delta que ambos candidatos le parecían buenas cartas. Por su lado, Butters habló de “capital popular” en su último mitin en Tacna, pero sus chances de unirse a esa entente se habrían complicado por un audio filtrado.