
Consejeros «ninis» no quieren investigar graves denuncias en la Diresa.
En una sesión cargada de polémica, el Consejo Regional mostró una preocupante falta de compromiso con la transparencia y la fiscalización.
«NINIS» NO QUIEREN INVESTIGAR
Durante la última reunión, varios consejeros conocidos como «ninis», que no trabajan ni fiscalizan, optaron por abstenerse en una votación crucial que buscaba investigar presuntos casos de irregularidades en la Dirección Regional de Salud (DIRESA), lo que evidenció un visible blindaje entre ellos.
El centro de la controversia gira en torno a la consejera por la provincia de Corongo, conocida por su cercanía al gobernador y su influencia en el consejo. Según denuncias, se solicitó fiscalizar los horarios de entrada y salida de Rocío, quien trabaja en la DIRESA, debido a presuntos incumplimientos laborales. Sin embargo, la mayoría de los consejeros, en un gesto que deja entrever compadrazgos y favores políticos, se abstuvo de votar, permitiendo que la solicitud de fiscalización quedara sin efecto.
De los 25 consejeros regionales, solo ocho mostraron un verdadero compromiso con sus responsabilidades de representación: Berly Milla (Huaylas), Víctor Garro (Bolognesi), Yanet Pinto (Huaraz), Alex Peláez (Santa), Edgar Rosales(Pallasca), Víctor Pimentel (Huari), Fausto Silvestre (Sihuas) y Dali Espinal (Yungay). A pesar de los esfuerzos de estos representantes, la mayoría de consejeros– optó por la abstención, dejando al descubierto la fragilidad del sistema de fiscalización en el consejo.
PROTEGEN SUS PROPIOS INTERESES
Esta situación ha generado preocupación en la ciudadanía, que observa cómo el órgano encargado de velar por el buen funcionamiento de la administración pública parece estar más interesado en proteger sus propios intereses y los de sus aliados, en lugar de responder a las demandas de transparencia y desarrollo que exigen las provincias.
El blindaje político dentro del Consejo Regional refleja una gestión que no prioriza el bienestar de su población, sino el pago de favores y la perpetuación de una red de intereses que sacaba la confianza pública.
Fuente: ContraPunto