
Las recientes decisiones del alcalde de Huaraz, David Rosales Tinoco, en relación con las obras públicas en las principales avenidas de la ciudad, vuelven a poner sobre la mesa una preocupante falta de planificación, transparencia y respeto hacia la voluntad ciudadana.
Las intervenciones en avenidas céntricas como Raimondi, Luzuriaga y ahora Gamarra, lejos de generar mejoras concretas, han traído consigo una ola de cuestionamientos, no sólo por parte de vecinos y dirigentes, sino también de la Contraloría. ¿Cómo explicar que se inicien obras sin planes de contingencia, dejando calles abandonadas por meses, como ocurrió con Luzuriaga? ¿Con qué criterio se insiste en ejecutar una nueva obra en Gamarra, cuando no se ha aprendido de los errores anteriores?
La terquedad del alcalde y su gerente en continuar con estas obras, a pesar de las advertencias, demuestra una preocupante desconexión con las necesidades reales de la población y con los principios básicos de una buena gestión pública. La ciudad necesita obras, sí, pero bien planificadas, fiscalizadas y ejecutadas con responsabilidad. No se puede permitir que la improvisación y la posible corrupción se disfracen de desarrollo.
La ciudadanía exige un plan de contingencia real y funcional para la avenida Gamarra. El plazo de cinco días impuesto al alcalde para presentar dicho plan debe ser cumplido rigurosamente, y tanto los regidores como la población deben mantenerse vigilantes. La fiscalización ciudadana hoy es más necesaria que nunca.
Huaraz no puede permitirse más obras abandonadas, ni autoridades que actúan con soberbia o intereses ocultos. La transparencia, el respeto por la opinión pública y la rendición de cuentas deben ser la base de toda acción municipal. La ciudad lo exige. La ciudad lo merece.

Por: Reporte 6 – Huaraz.