
En la comunidad educativa Víctor Manuel Garay, el biohuerto escolar promueve sostenibilidad, educación integral, alimentación nutritiva y valores colectivos en estudiantes y docentes.

En el corazón de la comunidad educativa Víctor Manuel Garay Florentina, ubicada en Acoy florece un ejemplo inspirador de sostenibilidad y compromiso colectivo. Estudiantes y docentes han convertido el biohuerto escolar en un espacio donde crecen no solo verduras, sino también valores y aprendizajes.
En medio de los colores verdes y frescos de lechugas, cebollas chinas, zanahorias, rocotos, apios, habas y zapallos, los biohuertos de primaria y secundaria están listos para la cosecha. Este esfuerzo no solo enriquece los almuerzos ofrecidos por el programa Qali Warma, sino que también garantiza una alimentación más variada y nutritiva para los estudiantes.
El trabajo en el biohuerto es un testimonio del esfuerzo conjunto. Desde el sembrado hasta la cosecha, los estudiantes aprenden sobre el ciclo de la vida, la importancia de la agricultura sostenible y el impacto de los alimentos orgánicos en su salud. La tierra, fértil y generosa, retribuye con productos frescos que terminan en los platos de los niños, asegurando su desarrollo físico y cognitivo.
Así, el biohuerto se ha convertido en mucho más que un proyecto escolar. Es un puente entre generaciones, donde las técnicas ancestrales de cultivo se combinan con el entusiasmo juvenil por aprender. En cada planta que crece, hay una lección sembrada y una comunidad que fortalece sus raíces.
En Acoyo, la cosecha no solo se mide en kilos de verduras, sino en el compromiso con un futuro más saludable y sostenible.