Durante la inspección, los auditores advirtieron un deficiente control en la dispensación de medicamentos psicotrópicos y narcóticos, al no registrarse oportunamente la información en los libros oficiales, algunos de los cuales no se actualizan desde septiembre de 2025.
También alertaron que recetas médicas especiales fueron emitidas por profesionales no autorizados, con errores en la concentración de los fármacos, y que algunos medicamentos controlados habrían sido despachados por personal no autorizado, incumpliendo la normativa vigente del Ministerio de Salud (Minsa) y la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid).
Otra de las observaciones señala que la farmacia del hospital no cuenta con resolución de autorización sanitaria, lo que implicaría la ausencia de inspecciones por parte de la autoridad sanitaria competente. A ello se suma la falta de un libro de ocurrencias, herramienta clave para registrar incidentes y garantizar la trazabilidad de los procesos farmacéuticos.
El informe también revela deficiencias en el rotulado de fórmulas magistrales, como la “frotación saliciliada”, cuyos envases no consignan información obligatoria, así como malas prácticas de almacenamiento, incluyendo medicamentos colocados directamente sobre el suelo, recorte de blísteres sin fecha de vencimiento ni número de lote, y la presencia de alimentos y objetos personales dentro de las farmacias.
Asimismo, la comisión de control advirtió la falta de equipamiento adecuado en las ambulancias de emergencia, precisando que durante la inspección solo un vehículo tipo I se encontraba operativo, situación que podría afectar la atención oportuna de pacientes en casos de urgencia.
La Contraloría concluye que estas deficiencias ponen en riesgo la calidad, seguridad y continuidad de la atención médica, por lo que formuló recomendaciones a la entidad para que adopte medidas correctivas inmediatas y evite posibles responsabilidades administrativas.
